Isaías 1
11 ¿Para qué me sirven a mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí, para hollar mis atrios?
13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; lunas nuevas, sábados, y el convocar asambleas, no lo puedo soportar; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes aborrece mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.
15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.
16 Lavaos, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo.
17 Aprended a hacer el bien; buscad juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda.
Hermanos esto no es para asombrarnos, ya cristo lo dijo “¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?” El conocía como es nuestro corazón de incrédulo, como es nuestro corazón capas de odiar y de guardar rencor hacia nuestros semejantes, es por este motivo que al levantar las manos para alabar a dios es nuestras reuniones nos convertimos en la gente mas hipócrita, ya que con este acto aparentamos para los demás que amamos a dios y que somos seres amables y buenos, pero dios puede ver que nuestros corazones están corrompidos por la maldad, lo cual seria mejor un corazón limpio que miles de manos en alabanza.